Hoy es mi último día de trabajo, así que desapareceré durante un mes. Sí, no tengo internet en casa. Libro mi propia batalla contra las tecnologías que nos deshumanizan (no, no es porque sea una vaga que le da pereza contratarlo, ¡¡¡claro que no!!!)
Y para despedirme, os contaré una breve anécdota que recordé ayer viendo un anuncio de viajes....
SITUACIÓN: Laponia finlandesa. Estamos esperando para ver a Papá Noel (yo no quería ir, pero mis amigas son unas sentimentales insufribles) Hay que esperar un rato en una antesala, pero los visitantes tienen la gran suerte (¡ja!) de poder charlar con un gnomo-duende-loquesea ayudante de Papá Noel...
Charla insustancial.... bla bla bla ¿y de dónde sois?? bla bla bla... ¿estáis de vaciones? bla bla bla... ¿os gusta Finlandia?... bla bla bla...
Jovencito-duende (mirándome con una GRAN sonrisa en la cara): bueno, ¿y qué? ¿os hace ilusión ver a Papá Noel?
Yo: pues la verdad es que no...
Al joven se le cambió la cara y se quedó pálido...
Mis amigas se giraron y me miraron con cara de horror...
Yo (a mis amigas): ¿qué? ¿qué pasa?
Y me dio la risa (nerviosa)
Jovencito-duende (aparta la mirada y se centra en mis amigas): hoy hace mucho calor, ¿¿no??
El resto de la charla TODOS se dedicaron a ignorarme.. no entiendo por qué...