Los comentarios son muy peligrosos porque lían las cosas. Me
pierdo. Al intentar contestar individualmente a muchas ideas que se me
plantean, empiezo a meterme en recovecos, en caminos paralelos, en senderos
sinuosos, en callejones sin salida. Pierdo de vista lo que quería decir y acabo
defendiendo cosas que ni siquiera yo tengo claras. Por eso voy a intentar
centrarme en las que sí tengo claras y contestar un poco en general no sólo a
los comentarios de mi blog, sino a lo que leo en tuiter y en el blog de Inés.
No sé si lo he dicho ya, pero me costó MUCHO decidirme a
escribir la entrada anterior. No quería que se pensara que considero que sé
tanto de feminismo como para erigirme en una de sus portavoces. Ya lo he dicho
y no es por falsa modestia (carezco de ella) hay personas que saben mucho más
que yo y que escriben mucho mejor que yo que son las que creo que deberían
alzarse en un púlpito y defenderlo (sin ir más lejos, Martes ha enlazado un
texto estupendo con el que no puedo estar más de acuerdo que deja las cosas
clarísimas). Pero afortunadamente, mi blog es un blog personal. Yo no hablo en
nombre del feminismo, no me atrevería, hablo EN MI NOMBRE. Al final me decidí a
escribir porque una persona de mi TL con la que hablo (y que por tanto
considero cercana a mí aunque no la conozca) estaba diciendo cosas que yo no
compartía. Explicarse en tuiter es el infierno en la tierra así que me decidí a
hacerlo aquí. Ojo, no pretendía obtener su aprobación ni que me diera la razón,
mi intención era más bien decirle “vale, tú lo ves así, yo lo veo de otro modo.
No pasa nada, pero me quedo más tranquila contándote mi punto de vista para que
sepas que tengo motivos para no compartir el tuyo.”
Al mismo tiempo veía que en tuiter se había comenzado una
pelea entre unos y otros en la que parecía que había que elegir. Ya no era
importante ser o no feminista, sino saber qué tipo de feminista eras. A mí me
daba la impresión de que se estaba obligando (de manera indirecta) a todo el
mundo a posicionarse en uno y otro bando, y yo me resistía a hacerlo. No quiero
posicionarme con unos u otros porque estoy de acuerdo con los dos y no estoy de
acuerdo con ninguno. Los dos tienen razón a su modo pero hay enfoques de ambos
que no comparto. Yo quería defender que creo que lo peor que le puede ocurrir a
cualquier movimiento es la división. Si empiezan a pelear entre ellos pierden
de vista el enemigo común que es el que acaba ganando. La verdad, me sentía un
poco como una niña pequeña armada con un cubito de agua frente a un fuego enorme.
Por todo eso me costó tanto decidirme pero al final lo hice y pasó lo que yo
más temía.
Vuelvo a sentir que me obligan (no, nadie me ha puesto una
pistola en la cabeza, pero hay muchas formas de obligar) a elegir bando. Pues
yo no quiero. Me niego porque creo que ésta es la guerra equivocada y no quiero
desperdiciar fuerzas y perder mucha gente en el camino por pelear por cosas que
considero que no importan.
Antes de empezar: desde aquí lo advierto y el que me quiera creer bien y el
que no también.. NO TENGO NADA PERSONAL CONTRA NADIE PERO SÍ CONTRA
DETERMINADAS IDEAS. Parece una afirmación obvia pero cuando se entra en un
debate se produce un toma y daca en el que uno se emociona y pelea defendiendo
su postura exaltándose y pudiendo llegar a parecer que es algo personal, pero
ya os lo digo, yo, repito ,YO, no lo estoy haciendo como algo personal contra
nadie. Puedo equivocarme al expresarme o que se malinterprete lo que digo, PERO
NO ES MI INTENCIÓN. Al lío.
Aquí se está hablando de un grupo de feministas* y
decidiendo que no sólo no ayudan sino que perjudican al “movimiento”** .
Por un lado está el tema de las formas y cuál es la más
adecuada a emplear en la lucha. Este es un terreno pantanoso que no consigo ver
ni blanco ni negro. Hay tuiteras que están muy en el límite de lo que yo
considero aceptable porque insultan abiertamente***. Pero aunque hay veces que
leo sus tuits y me siento molesta por la violencia que desprenden (ojo, no creo
que sean para tanto y estoy segura de que son de coña e inofensivos, pero llevo
muy mal la violencia y la agresividad verbal y de cualquier tipo. Mi educación
ha sido muy estricta en el tema del respeto y de la defensa de las ideas sin
ofender a nadie), repito, aunque me incomode y yo no vaya a emplear sus formas,
me niego a expulsarlas de una patada del feminismo. Lo remarco, YO NO EXPULSO A
NADIE. Ni a estas tuiteras ni a Livia. Aunque con las primeras puede que me
incomoden sus formas y con la segunda disiento con partes (CON PARTES ) de su
discurso, repito, yo no expulso a ninguna. Prefiero mil veces que alguien se
declare feminista a que oiga la palabra feminista y se vaya corriendo a
santiguarse y echarse agua bendita.
Creo entender ambas posturas, la de Livia y la de ellas.
Ellas dicen que una feminista no es tal si no se da cuenta de que España es un
país machista y que la lucha contra los micromachismos es IMPRESCINDIBLE para
acabar con el machismo. Livia dice que esa lucha es secundaria y hay que
centrarse en lo que ella considera importante. (Por cierto, a Livia no parecen importarle tanto las formas)
¿Qué creo yo? Yo considero la lucha de los micromachismos
IMPRESCINDIBLE para acabar con el machismo y cambiar la mentalidad de nuestra
sociedad: Lo intenté explicar en mi otra entrada. Que la considere
imprescindible no significa que no considere imprescindibles otras luchas, hay
otras igual o más importantes que son mucho más URGENTES. Totalmente de
acuerdo. Si no recuerdo mal, Livia, me dijiste que la lucha de denuncia de
agresiones, etc también es necesaria. Pues yo elijo ésa Yo defiendo el tema del
que sé más (lo sufro) y he decidido centrar mi lucha en los micromachismos. Mi
“modesta” tarea es cambiar la sociedad. Alguien DEBE hacerlo.. La otra, la de
las grandes causas, se la dejo a mujeres que saben más del tema que yo porque
lo han estudiado o lo sufren. Yo no soy quién para decirles cómo llevar su
lucha porque yo no la sufro y sé poco al respecto. Por eso, aunque tengo mis
opiniones sobre el tema (muy confusas, por cierto) soy muy cuidadosa para
comentar nada porque no me veo capacitada.
También te he leído, Livia, que no oyes hablar a estas
feministas de, por ejemplo, la diferencia de sueldos. Esto lo tengo clarísimo. Si
solucionas HECHOS CONCRETOS (que también hay que hacerlo) pero no atacas la
raíz del problema, el problema va a seguir ahí. El que nuestros sueldos sean
distintos es UNA CONSECUENCIA de la desigualdad. Si te duele la cabeza porque
tienes un tumor y tú te tomas un analgésico, puede que consigas librarte del
dolor de cabeza, pero el tumor sigue ahí , CRECIENDO. Yo quiero analgésicos
(obligar a que los sueldos sean iguales) pero EXIJO extirpar el tumor. Y este
tumor no se puede extirpar porque está tan incrustado y extendido, es tan
puñetero que no se ve. Hasta que no se vea ,hasta que no sepamos que está ahí,
no podremos empezar de verdad a atacarlo y acabar con él.
Por último, TAMBIÉN a Lena Prado se la tacha de feminazi. Y
aquí señalo a alguien con el dedo porque me parece ejemplar. Es respetuosa,
paciente y conciliadora, pero implacable con el machismo. Cada vez que leo sus
“discusiones” en tuiter me invade el orgullo. Y LA LLAMAN FEMINAZI TAMBIÉN. No
lo olvidéis. Dentro de todos los movimientos hay figuras polémicas con las que
es difícil identificarse y que generan mucha controversia. Pero no podemos
dejarnos arrastrar por nuestro disgusto “personal” hacia ellas (ojo, que a mí
no me disgustan en absoluto, pero puedo entender que ocurra) y olvidar lo
importante. Y para mí, lo importante es que se ataca a este tipo de feministas
porque se considera que sólo defienden “chorradas sin importancia” y vuelvo a
repetir (lo sé, soy un coñazo) los micromachismos no son chorradas porque son
el camino para conseguir una sociedad basada en la igualdad real y no de
boquilla.
Ellas han elegido su campo de batalla. Elige tú el tuyo. Y
por favor, deseo de todo corazón que no sea luchar contra otras feministas.
Por favor, lucha contra un tipo de machismo concreto. Por desgracia hay muchos
tipos para elegir. Sea el que sea, que sepas que tienes mi apoyo incondicional.
*me niego a llamarlas feminazis porque feminismo-nazismo son
dos palabras tan contrarias y opuestas que deberían explotar al juntarse. A
veces se me escapa y pido disculpas por ello. La inercia, una vez más, es muy
poderosa
**me siento muy ridícula y panfletaria hablando así. Mis
disculpas pero no sé hacerlo de otra manera